De les dones
A los lobos del
sexo
A veces, ardientemente deseo la
unión sexual, pero no perpetua: hay otros muchos goces también intensos y de
distinta sonoridad. Pero ahora estos son nada, porque mi cuerpo pide sangre de
carne: poder acariciar piernas y ascender larga y violentamente toda la
extensión de la fiebre, y que con mí sea lo mismo.
Muchacha de carne prieta, ojos,
hombros, pechos inmensos, bellos; muchacha indomable en el juego... juego hasta
volver a los dos ceniza.
Muchacha, plenitud de este
momento!
1973 invierno,
diciembre
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