El mismo diablo
A Juan Olivert Aragó
Hoy se prohíben las gafas de sol; a partir de
este preciso momento.
Guerra sin cuartel a este género de gafas que
son el mismo diablo, un diablo disfrazado, vestido de seda, como la mona, que
ya se sabe...
Unos ojos pueden estarnos mirando con esa
mantenida, insistente observación que irrita, que rebela. O, sencillamente,
cualquier par de ojos que nos pone molestos detrás de un vil cristal o plástico
excesivamente bronceado, ahumado.
Unas gafas de sol, montadas sobre el espinazo
de la nariz y estrangulando por el cuello a las orejas, le roban indolentemente
al paisaje toda la armonía de luz y color.
Unas gafas de sol a la cara de una muchacha
bella, encubren y nos privan de unos ojos, sin duda inmensos. Y esto, si que ya
no se puede tolerar.
Hoy se prohíben las gafas de sol; a partir de
este preciso momento; Guerra sin cuartel a este género de gafas, que son el
mismo diablo, un diablo disfrazado, un diablo disfrazado, vestido de seda como
la mona, que ya se sabe...
En una noche toda silencio,
hasta que terminé de
escribir estas líneas.
Octubre 1968
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