En horas quietas
La amarillenta luz de una bombilla empapa la
cocina. En ella están la abuela, su hijo y unos nietos niños. De fuera nos
llega la noche y el tic-tac del reloj de campana dulce y tristona como esa
hierba que se pone amarilla al paso del otoño.
La abuela rompe a llorar. Su hijo, le
pregunta porqué.
“¡Tanto como los quiero, y no podré verlos
mayores...!
La amarillenta luz empapa la cocina. De fuera
nos llega la noche y el tic-tac del reloj de casa.
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