Historia


Y con los días el corazón se le endurecía: parecía como el frío de los caminos en otoño le iba entrando. La vela de su motor se le ponía azul y no porque la vida se cubriera de gris.
Las piedras continuaban en el camino y en los ribazos las flores. En su casa tenía amor, vino.
Las olas tercas del mar no le distraían, ni escarbaba fino en la arena siempre bebiendo y siempre con sed.
Pasaban los días en que toda luz y música le herían. Misántropo con sus propios amigos. Soledad amarga, silencio...
Y una tarde salió a pasear. Sintió el beso de la brisa. Contempló a unos niños que jugaban abstraídos y se distrajo con ellos. Las primeras lluvias de otoño le endulzaban el corazón. Se dormía. Besó a su hijo pequeño, como descubriéndolo de repente. Se reía.
Y hasta dicen que llegó a amar a Dios...


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