III
No sois humanos, ha sido el ataque infinitas
veces escupido a nuestra intimidad. Y deseáis comunicarnos de esa especie
nueva...
No escucháis a nadie y a nadie dejáis hablar.
Ni os preocupa su vida ni la conocéis. Sólo hablar y solucionar, dejando una
estela – creéis- de gratitud. Humanidad en su punto que cree que llueve y es el
aire que arrastra confusamente unas hojas secas del color de los caminos.
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