XI
Yo quisiera hacer escuela pues
tengo una alegría que me nace del interior: mi bien amada delicia que debo a
vosotros. Un rumor azulado me ciñe que baja de allá, esa altura que tiene por
escabel las estrellas.
¿Qué podría deciros? Me hacéis
bueno vosotros: me comprasteis una armónica y me mandáis que trabaje. Y hay
tanto que me lo encuentro gratis...
Sufro como todos y trato de
daros mi motita de algodón para vuestro zapato nuevo; mi motita porque sois
muchos y aún no tengo reloj.
Desde mi soledad os veo sentados
en el sillón con la mano sosteniendo la mejilla y esos ojos consumiendo
tristeza siglo y siglo. Estoy a punto de creerme el “no me podrán quitar el
dolorido sentir”...
De poco me compongo: soy creador
vario. Me duele el aliento más de lo que quisiera. Con vosotros y un sonido,
color y camino me brota una nubecilla grácil como la señorita de un poeta y
continúa como respirar.
Es ciencia de infancia,
estancada desde que la aprendí. Somos rapaces y Dios debe sentarnos en medio de
ellos.
Mi muchacha y yo nos vamos al
campo, por allí la brisa nos confunde en un almendro más de Marzo, mi armónica
una flor rosa de tantas.
Comentaris
Publica un comentari a l'entrada